¿Has visto esos videos en redes sociales en las que un político parece hablar cosas increíbles, quizás estando ebrio o diciendo algo totalmente fuera de lo que creemos de él o ella? Bueno, antes de compartir esa noticia con un sentimiento de indignación o sorpresa en X , como todo un troll, te invitamos a explorar el fascinante y a veces preocupante mundo de los deepfakes.
En este artículo, no solo te vamos a desvelar el velo detrás de estas creaciones digitales que desafían nuestra percepción de la realidad, sino que también te mostraremos cómo puedes protegerte de caer en la trampa de las noticias falsas. Y por si fuera poco, te enseñaremos cómo se hacen los deepfakes, para que entiendas el poder (y los riesgos) que estas técnicas albergan.
¿Cómo Se Cocina un Deepfake?
Crear un deepfake es como preparar un plato gourmet: requiere paciencia, los ingredientes correctos y un poco de magia tecnológica. La receta comienza con la recolección de una gran cantidad de imágenes y videos, idealmente bajo diferentes condiciones de luz, de las personas que quieres imitar. Estos se suben a plataformas como Deepfake web, donde la IA se pone manos a la obra, analizando y aprendiendo cada detalle de las expresiones y gestos faciales.
La Voz: El Toque Final
Y para darle el toque final a nuestro plato, ¿qué tal si añadimos una pizca de clonación de voz? Con herramientas como Descript, puedes hacer que cualquier texto suene como si fuera hablado por la voz de tu celebridad favorita, tu mejor amigo, o incluso tu jefe. Este ingrediente le da a los deepfakes una dimensión adicional de realismo y personalización, haciéndolos aún más difíciles de distinguir de la realidad.
El Desafío de la Detección de un deepfake
Ahora bien, con tanta capacidad para crear, surge la pregunta inevitable: ¿cómo podemos protegernos de ser engañados? El primer paso es la educación. Conocer la existencia y el funcionamiento de estas tecnologías es crucial. Además, siempre es recomendable verificar las fuentes de las noticias o videos sorprendentes antes de compartirlos. Herramientas y plataformas están en constante desarrollo para ayudar a identificar contenido deepfake, aunque sigue siendo un juego del gato y el ratón entre creadores y detectores.
Cómo detectar un Deepfake
- Movimientos del cuerpo no naturales
- Movimiento no natural de los ojos
- Expresiones faciales no naturales
- Falta de expresión
- Observar posición de la nariz
- Tono de piel
- Observar el cabello y los movimientos
- Observar los dientes
- Inconsistencia con el audio y sonido del video
- Imágenes no parecen reales cuando se disminuye la velocidad del audio-video
Los deepfakes nos hacen cuestionar lo que vemos y oímos, desafiando nuestra noción de realidad.
Si ves un amigo con tu pareja o haciendo algo indebido no lo juzgues sino trata de averiguar si es cierto, porque lo más probable es que sea deepfake, ya deja de creer todo lo malo que encuentras en las redes sobre alguien, puede ser deepfake, una venganza o bullying.
Su potencial para crear desde entretenimiento personalizado hasta campañas de desinformación masiva es enorme. Mientras navegamos por esta nueva era digital, es esencial mantenerse informado, crítico y, sobre todo, consciente de que no todo lo que brilla en nuestra pantalla es oro. La tecnología deepfake es un recordatorio poderoso de que en el mundo digital, la pregunta crítica a menudo no es “¿puedo creer lo que veo?” sino “¿debo creer lo que veo?”.
Hay que tener en cuenta que las inteligencias artificiales están constantemente evolucionando y mejorando, por eso la importancia de poder identificar factores claves para no ver se afectado y consumirla.
La clave está en los ojos
Imagine por un momento que está viendo un video que le resulta increíblemente real, pero algo en su interior le dice que algo no cuadra. Aquí es donde entra un pequeño pero significativo detalle: los ojos. Sí, esos espejos del alma también son, resulta ser, la kriptonita de los deepfakes. Aunque la inteligencia artificial ha avanzado a pasos agigantados, replicar la perfección humana sigue siendo su talón de Aquiles, especialmente cuando se trata de reflejar la vida en nuestros ojos. Fijándonos bien en cómo se mueven, en las luces y sombras que bailan en ellos, podríamos descubrir el velo de una realidad fabricada.
Pero, ¿por qué es tan importante esta pequeña gran diferencia? Los deepfakes han emergido no solo como una hazaña tecnológica sino también como una ciberamenaza de proporciones épicas. Cuando se mezclan con técnicas como el ransomware, el daño potencial que pueden infligir es alarmante. Desde la usurpación de identidades hasta la creación de escenarios comprometedores, los deepfakes son la nueva frontera en el mundo del ciberdelito.
Uno de los ejemplos más inquietantes es el uso de deepfakes en la pornografía de venganza, un acto vil que puede destruir vidas. Este tipo de abuso digital subraya la urgencia de desarrollar métodos más efectivos para discernir entre lo auténtico y lo falso, un desafío que incluso los software forenses actuales luchan por superar.
La solución parece yacer en una combinación de artesanía y tecnología; es decir, enlazar las técnicas de investigación forense tradicionales con las herramientas más sofisticadas de inteligencia artificial. Al hacerlo, no solo mejoramos nuestra capacidad para desentrañar la verdad, sino que también reforzamos nuestra defensa contra la creciente ola de ciberdelitos facilitados por los deepfakes.
En este panorama, recordar que los ojos pueden ser la clave para destapar la verdad en un mar de engaños digitales es más que una mera curiosidad. Es un recordatorio de que, a pesar del avance implacable de la tecnología, hay aspectos de la humanidad que siguen siendo únicos e inimitables. Así que, la próxima vez que vea algo que le parezca demasiado bueno (o malo) para ser verdad, tal vez valga la pena mirar un poco más de cerca a los ojos.
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